El cooperativismo podría absorber a 4 millones de trabajadores de la Economía Popular

GENERAL

Todas esas personas podrían ser formalizadas y contar con una base de derechos que incluyan muchos de los beneficios de quienes están empleados como jubilaciones o acceso a la salud.

Los motivos para festejar el Día del Cooperativismo se encuentran en la posibilidad de construir otra sociedad para la Argentina. Esta posibilidad está anclada en nuestra tradición transformadora y puede verse reflejada a lo largo de todo el territorio. Un proyecto de nación, articulado con la Economía Social, es deseable y es posible. Debemos dimensionarla por lo que implica para nuestras vidas, y mejor aún, por la posibilidad de hacerlas mejores. La economía social, solidaria y popular crea un mundo que hace la vida más vivible.

Sin embargo, hay un desfasaje entre la importancia que tienen las cooperativas (y también las mutuales) en la realidad y el lugar que ocupan en el imaginario nacional. Hay 27 millones de argentinos y argentinas asociadas a una cooperativa o mutual. El sector está integrado por más de 15 mil empresas situadas en las 23 provincias y cubren el 90% de las localidades del país. Brinda servicios públicos a más de 2 millones de hogares y cubre la demanda del 70% de la electricidad en zonas rurales. Además, produce un tercio de los cereales del país y representa el 5% de las exportaciones nacionales.

Potencialmente, el cooperativismo podría absorber una gran parte de los trabajadores de la Economía Popular. Cerca de 4 millones de personas podrían ser formalizadas y contar con una base de derechos que incluyan muchos de los beneficios de quienes están empleados como jubilaciones o acceso a la salud.

Todos estos datos enumerados no pueden ser un argumento racional para visibilizar lo invisibilizado. No alcanzan para describir el verdadero aporte del sector solidario a la sociedad. En los distintos territorios del país todavía se puede ver y palpar el lugar que tuvo el cooperativismo y el mutualismo en la fundación de la Argentina. País creado, en parte, a la par del desarrollo del sector cooperativo y mutual. La vastedad de nuestro territorio ayuda a entender las motivaciones de un pueblo que no esperó a que ni el capital ni el Estado organizaran su quehacer cotidiano, su trabajo, el acceso a servicios públicos o económicos, la salud, los nacimientos y los sepelios, entre tantas otras cosas.

La sociedad argentina ha demostrado una gran potencia auto organizativa que más adelante supo articularse con el Estado. Cuando hubo políticas de fortalecimiento del Estado fue desde y con esa comunidad ya organizada; luego se sumó la organización sindical y de los trabajadores, aún vigentes, como lo demuestra la sindicalización de ese nuevo sujeto trabajador, por fuera de la relación de dependencia, los trabajadores sin patrón, expresados y contenidos por la Economía Popular. La suma de los universos cooperativo y mutual, junto al sindical, permiten ver ese mundo de la comunidad organizada.

El Estado se articula y potencia con esa comunidad de la misma forma que la comunidad se potencia en el Estado, y es por ésta razón que la Economía Social y Solidaria (ESS) se piensa como un proyecto que abarque esa totalidad y en el cual las personas son el centro de la sociedad, la vida como eje central. Como lo ha demostrado la pandemia y las respectivas crisis, la ESS es productora de vida comunitaria, social, de permitir la existencia de las mayorías en tanto pueblo, de reorganizar los territorios y de producir un imaginario de una vida mejor para muchos y no del enriquecimiento para unos pocos.

La relevancia de la ESS y el rol desempeñado por nuestro país puede explicarse por algunos hechos recientes. La reelección a presidente de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) del argentino Ariel Guarco, organismo encargado de nuclear el cooperativismo a nivel mundial; la vicepresidencia para Latinoamérica de la Asociación Internacional de la Mutualidad (AIM), ocupada por otro argentino, Alejandro Russo. Ambos hechos, motivo de orgullo y muestra de la relevancia y del protagonismo del sector para el país.

Luego de 110 años, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) discutió recientemente, en su reunión anual, la definición de Economía Social y Solidaria. Junto con el Ministerio de Trabajo y el jefe de la cartera, Claudio Moroni, participamos como representantes para la Argentina de un debate que pretende repensar el mundo del trabajo. Mundo en el que la ESS debe adquirir nuevas formas jurídicas, acceder a financiamiento y brindarle una serie de herramientas que la potencien para dar soluciones en el mundo del trabajo, cada vez más precarizado y con una sostenida caída del empleo privado salarial, como lo refleja cualquier estadística.

Muchas de éstas ideas se ven plasmadas en las políticas aplicadas por el Gobierno nacional y desde el INAES. Hemos modificado una serie de normas y sistemas administrativos para garantizar el derecho a cooperativizarse. La resolución “Renovar” se ha convertido en un derecho para acceder a la producción, los tiempos para constituir una cooperativa se aceleraron notablemente. Se han impulsado sistemas de crédito y financiamiento para el sector; y para todos los sujetos trabajadores y productores imposibilitados del acceso al crédito dada la lógica del capitalismo financiero mundial, de un sistema que no genera financiamiento productivo.

Presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES).

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