Cristina Kirchner está lista para llevar a cabo su nefasto plan desde el Senado

GENERAL

Pretende unir a la oposición de Juntos por el Cambio y a la franja albertista del Gobierno para quedarse ella con el liderazgo de la oposición al acuerdo con el FMI

El ala albertista del Gobierno tenía razón cuando decía que lo mejor que podía hacer Cristina Kirchner para colaborar con el acuerdo con el Fondo Monetario era callarse. Se calló a medias, de todos modos. Su vocero más inconfundible en el Senado, José Mayans, habló en nombre de ella. El principio de acuerdo, dijo, no conforma a los senadores peronistas; estos quieren conocer los detalles de ese acuerdo eventual, porque, aclaró, los argentinos no merecen más ajustes.

¿Es el gobierno de Alberto Fernández un detestable espécimen neoliberal? ¿Está dispuesto a concederle todo a los representantes de los imperios fondomonetarista y norteamericano? Estas son las preguntas que se hace la vicepresidenta, como si su gobierno fuera un gobierno ajeno. Mayans, presidente del bloque kirchnerista, es ella, con la disciplina propia de quien vivió -y sobrevivió- al régimen de Corea del Norte del formoseño Gildo Insfrán.

Jamás se haría ese senador semejantes preguntas si estas no hubieran sido dictadas o escritas por la propia Cristina Kirchner. Para hablar como lo hizo Mayans, siempre será mejor el silencio. Las cosas, al menos, quedaron clarasEl motín de Máximo Kirchner fue también la rebelión de la familia Kirchner contra la administración de Alberto Fernández. Llegado el momento, la vicepresidenta se desmintió a sí misma.

Porque antes había hecho trascender que comprendía a su hijo, pero no compartía su decisión. Su hijo tenía la posibilidad de renunciar a la presidencia del bloque peronista en Diputados y seguir siendo diputado (los fueros son siempre valiosos). Su madre carece de esa oportunidad; si ella renunciara a la vicepresidencia, debería regresar a casa porque no es senadora. Ya vivió dos años sin cargos y sin fueros (2015-2017) y fueron un infierno. Nunca más.

El cuartelazo cristinista complica también a Juntos por el Cambio, que no quiere un desacuerdo con el Fondo Monetario. “El default con el Fondo no puede ser una opción para nosotros”, señaló Mauricio Macri en la última reunión de la conducción nacional de la coalición opositora. El proyecto de Cristina Kirchner es claro: unir en un mismo mosaico ideológico a la oposición de Juntos por el Cambio y a la franja albertista del Gobierno.

Y quedarse ella con el liderazgo de la oposición al acuerdo con el FMI. Tal y como lo adelantó hace menos de una semana Tucumán Despierta. La mayoría de la sociedad, más del 70 por ciento, según todas las encuestas, quiere un acuerdo con el Fondo porque sabe que la alternativa será mucho peor. Hace veinte años que la Argentina se declaró en default con los bonistas privados.

En el Senado habrá abstenciones, pero el escándalo político ya habrá estallado en Diputados, que es lo que quiere Cristina Kirchner. Por eso, lo mandó a decir a Mayans que es mejor que ese proyecto ingrese al Congreso por Diputados y no por el Senado. Siempre fue al revés, porque el oficialismo tiene en el Senado una relación de fuerzas más amable. Eso sucede siempre que Alberto Fernández y Cristina Kirchner están detrás de la misma idea. Ahora no lo están.

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